Tambo robotizado en la Escuela de Lechería de Villa María
Es el primer establecimiento educativo con esa tecnología en Sudamérica.
A unos 20 kilómetros al sudeste de las instalaciones de la Escuela Superior Integral de Lechería de la ciudad de Villa María (Córdoba), se encuentra la planta industrial de pequeña escala, un laboratorio de control de calidad, e incluso un punto de venta de los diversos productos que elaboran, un campo que es propiedad del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria en el que se hizo la instalación del tambo robotizado.
Fabián Habegger, Director del Nivel Superior comentó: “Instalamos un robot, como estaba contemplado en el proyecto, lentamente vamos a llegar a tener 60 a 65 vacas en producción, pero no tenemos expectativas de crecer más, porque con la leche que producimos es suficiente para proveer a nuestra planta, pero también para poder enseñar y capacitar a nuestros alumnos, pero también a gente del sector” y agregó “Este sistema de ordeño voluntario impacta de manera diferente por cuestiones generacionales. Para los más grandes nos resulta más llamativo, pero para los chicos es una situación ideal, porque ven integradas las ciencias de la comunicación y la información, es lo que hace atractiva a la actividad”.
Con la idea de llegar a un promedio diario que ronde los 1.800 a dos mil litros, desde el establecimiento pusieron manos a la obra, por lo que se decidió reavivar un convenio que databa de los años 80 y allí en la localidad de Ramón J. Cárcano, del departamento cordobés Unión, se comenzó a trabajar en lo que hoy es una realidad motivadora y que se presentara en noviembre de 2021, cuando se estimaba la inversión en torno a los 650 mil dólares, para seguir creciendo con el foco en la educación y formación.
Ciertamente fue en febrero de 2022 que comenzaron los movimientos de suelo, el alteo del terreno donde se iba a ubicar el galpón para darle confort a los animales, en cama de compost y con el VMS de De Laval a disposición para que con el ordeño voluntario logren satisfacer su capacidad de producción, con mejores parámetros de salud y en el momento que las propias vacas lo consideren.
Se fueron cumpliendo las diferentes etapas del proyecto que se desarrolló en el predio de 20 hectáreas, donde hoy hay 17 de ellas destinadas a pastura de alfalfa.
La tarea fue progresiva y sólo se pidió un crédito al Banco de Córdoba para poder levantar la estructura del galpón. Todo el resto se hizo con el propio esfuerzo de la administración de la institución pública de gestión privada, que está a cargo de la Fundación de Profesores y Amigos de la Escuela Superior Integral de Lechería (Funesil), contando también con aportes de familias de alumnos del nivel inicial, primario, secundario y terciario, que se dio a través de proveedores privados, donde suman los fondos que se consiguen por la venta de servicios a terceros, que oscilan entre capacitaciones, análisis para la industria láctea, e incluso la venta de productos.
Se hicieron todas las instalaciones, las capacitaciones del personal, se desarrolló el rodeo, se recibieron incluso donaciones de vacas por parte de productores, se hizo toda la gestión de los efluentes y fue el 5 de febrero que se puso en marcha el robot y hoy con 30 vacas en el sistema, 10 vacas secas, la recría y los terneros producen para la planta propia.
“Instalamos un robot, como estaba contemplado en el proyecto, lentamente vamos a llegar a tener 60 a 65 vacas en producción, pero no tenemos expectativas de crecer más, porque con la leche que producimos es suficiente para proveer a nuestra planta, pero también para poder enseñar y capacitar a nuestros alumnos, pero también a gente del sector”.
“no somos innovadores por tener un robot, por más que seamos la primera escuela en contar con esto, pero aspiramos a ser un disparador para instalar en más tambos este nuevo paradigma, que se complementa con los otros sistemas productivos, así podemos aportar otras posibilidades de gestión, porque el robot hace que la gente salga de la fosa para empezar a manejar más datos, para tener una producción más eficiente”. Concluyó Habegger
Fuente: Bichos de Campo